Mercedes estaba sentada en su habitual trono de madera, construido en su pequeño palacio desde donde gobernada al pequeño y vasto terreno que conformaba su reino. Mientras las sirvientas con una tremenda habilidad peinaban y trenzaban su cabello, sin producir alón alguno, la pequeña Mercedes vagaba en su imaginación pensando en ella. Porque durante todo su reinado su única preocupación había sido el pueblo, pero ahora, antes los comentarios, se estaba dejando caer y derrotar, se dejaba afectar por los comentarios y opiniones, se perdía a si misma ante cada duda e inseguridad y sobre todo, algo en ella no era lo mismo.
¿Por qué?
Porque esta vez, esos comentarios, opiniones, dudas e inseguridades no se tornaban solo a ella, si no, que incluían a otro ser supremamente noble, sencillo y confiable. Un ser que no demostraba necesariamente sus sentimientos tal cual, fresco como él solo aparentaba ser, amigo de todos sin serlo realmente. Sin embargo, al mirar en el fondo, es un ser extremadamente sensible, Con una tremenda dificultad de confiar en alguien, objetivo y sobre todo perdido en un mundo donde no se encuentra a sí mismo, sin saber que le gusta ni que le hace feliz realmente.
Este era su hermano en algunos casos, en otros su mejor amigo, algunas veces un simple ciudadano, quizás fue un sirviente o un extranjero que el viento lo trajo hasta el reino, probablemente un simple pueblerino, y en las peores circunstancias ha sido un completo desconocido que llego a su vida para pintarla de diversos colores poco a poco. Siendo un trovador, un artista, mochilero, artesano, músico, caminante, y hasta un cuentero, sus historias estaban bañadas y adornadas de un sinfín de fantasías e imaginación y tal vez, alguna vez, sin querer y accidental alguna que otra verdad de su verdadero ser se le escapaba entre las palabras y la emoción. Este único detalle, fue quizás el que lo volvió el compañero de la reina Mercedes, porque difícil es descubrir la verdad entre las palabras y más difícil aun a través de las palabras de un extranjero que acostumbrado esta de inventar historias y ni sus mejores caras son capaces de traspasar los simples ciegos de la ciudad.
2 comentarios:
Me gustan tus cuentos cortos... liberan la imaginación (:
Pioshy!!! que lindo es volver a pasar por tu blog y actualizarme un poco... extrañaba ese mundo, leer las sensaciones de la gente... me acabas de dar las ganas de seguir escribiendo, con tu cuento... ojala cada uno aprenderia algo de Mercdedes..!
besos y gracias!!!
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