“¿Sabes? Elegir tu futuro es muy complicado, antes simplemente era algo lejano, algo que algún día llegaría pero que aún no. Y ahora, simplemente decidió llegar así sin más, sin ningún tipo de aviso ni nada. Lo peor de todo es que no se le da la gana de ayudarnos con nuestras decisiones y aun así exige que hagamos algo al respecto, porque sencillamente él llego y tenemos que actuar. Y es que elegir qué quieres en tu vida es algo tan difícil, tienes que observar todas las posibilidades de fallar, de desistir y aceptar el hecho de que todo lo que habías logrado ya no te mueve más. Sin embargo, tienes que ser feliz en lo que sea que vayas a ser, digo, tienes que vivir no sobrevivir ¿no? Sé que es difícil, pero tú y yo sabemos que es un reto que estás dispuesto a tomar, es una nueva aventura en la que estaremos juntos hasta el final, porque lo prometimos por la garrita ¿Recuerdas? Así que es hora de pensar, de pensar realmente, de activar todas esas neuronas. Piensa en ti y en lo que te gusta, lo que te gustaría hacer y en los sueños que tienes. Olvida lo demás, el donde, el cómo, el costo, incluyendo si eso te dará con que vivir, ya haremos un plan donde puedas vivir cómodamente. Juntos. Porque lo primero de esta lista sobre tu futuro es tu felicidad, es que logres ser feliz auténticamente, feliz con lo que te gusta hacer. Así que empaca una maleta pequeña para este largo viaje y busca. Busca todas esas cosas que te gustan hacer y que pueden ser las indicadas, conócelas y conócete, que aquello por lo que estés dispuesto a luchar merezca la pena ser vivido. Busca. Busca hasta el cansancio y no te preocupes por el tiempo, porque aunque este encima, Juntos haremos que este se ajuste a ti y no te devane los sesos.”
-Maldita sea. Habías dicho que estaríamos juntos en esto hasta el final. ¿Dónde estás ahora?- dijo mientras arrugaba la carta de hacia algunos años y un sabor amargo le invadía la boca. Lágrimas negras rodaban de sus ojos mientras lentamente su alma se desvanecía. Se dejó caer en el frio piso acurrucándose como solía hacer de pequeño, abrazando fuertemente sus rodillas y dejando que la frustración y el miedo invadieran su cuerpo. Cuanto extrañaba a su mejor amiga, extrañaba sus abrazos y sus palabras de apoyo, extrañaba las risas sin sentido y las bobadas que un día hicieron.
Y mientras él se descargaba con si mismo preguntándose donde estaría ella y a donde el mundo la había llevado, ella se vestía de gala y recordaba fugazmente aquella tarde en que la rebeldía se apodero de ella, el día en que con una cerveza en la mano había decido que el amor que le tenía iba a ser al fin escuchado por los oídos de él, pero el destino no los quiso juntos porque entonces no habría leído aquel artículo y no se habría identificado tanto con el, no habría dejado que la cobardía se apoderara de ella y saliera huyendo con todos sus sueños rotos.
Se aplicó lentamente su maquillaje y se montó con cuidado es sus altos tacones. Un paso después del otro recordó.
-“… Sácalo de esa caja empolvada que está bajo tu cama, búscalo con los monstruos del armario y enfrenta la oscuridad del sótano para recuperarlo… no debe estar muy lejos de donde estas”- le sonrió
-Te odio conciencia.- se dijo en voz alta.- Pero no va a suceder. No voy a salir en su búsqueda, no es tan sencillo como buscar bajo la cama, en el armario o en el sótano, es algo mucho más lejano. De seguro y hasta se olvidó de mí.
¿Qué podemos decir de él? Siempre tan terco, o tan persistente que con el viento deambulaba por las calles en busca de una pizca de esperanza, de algún rastro de ella, algo que le devolviera la felicidad a su ser, porque aquello que le gustaba a hacer y que lo hacía feliz era estar junto a ella. Sólo ella. Ningún otro capricho femenino, ninguna otra mujer, porque dos como ella no existían y aunque existieran ella seguiría siendo la única, por la forma en que lo miraba, la forma en que le sonreía, el movimiento de sus manos al hablar, su tono al hablar, la forma en la que caminaba. Un paso después del otro, como aquel día en que le ayudo a caminar naturalmente con sus primeros tacones.
Sin embargo, el no encontró nada y solo pudo ir a una cafetería a comprar un café y sentarse en el parque observando todo lo que pasaba. Como todos los que estaban ahí seguían con sus vidas mientras él estaba congelado en un fragmento de su vida.
No asistió. Se quedo en su departamento mirando películas tontas de amor, llorando como una estupida ante lo que había dejado ir. Su mejor amigo.
-El amor apesta- fue lo único que pudo decir después de una larga sesión de películas depresivas de amor.
Él había tomado la costumbre de ir al parque a sentarse y mirar a las personas, de algún modo aquello le devolvía perspectiva sobre la vida. Generalmente se sentaba en la banca que estaba sola, pero ese día una joven de su edad ocupaba su lugar preferido, tenia el cabello corto y vigilaba a unos niños, decidio que lo mejor era sentarse junto a ella y no romper su nuevo habito solamente porque una extraña había coincidido en la elección de lugar.
-Hola- la saludo cordialmente mientras se sentaba lentamente. Ella solamente asintió y siguió concentrada en un punto fijo, él no la distrajo ni le preocupó su actitud, solamente se quedo observando lo que sucedia a su alrededor.
Ella lo reconocio, era él y en toda su estadia allí solo pudo pensar si debía hablarle o no, y si le hablaba ¿qué le diría?. No. No le iba a hablar, se le veía ensimismado observando lo que pasaba, no, no le hablaría. Él noto que ella ya no miraba a los niños si no que estaba pensativa, debatiéndose internamente.
-Soy Santiago- le extendió la mano.
-Lina- respodio. Sus miradas se encontraron y la verdad salio al aire con tan solo reconocerse mutuamente, pero ninguno dijo nada en voz alta, se conformaban en volver a encontrarse y en seguir actuando como los amigos que ambos eran.
“Se rompieron el corazón de mutuo acuerdo. No pueden estar juntos. No quieren esta juntos, porque si de verdad lo quisieran lo intentarían todo, pero no. Ambos son sensatos, realistas y demasiado románticos como para arriesgarse a perder todo ´sólo´ por intentarlo”- Mayra Zepeda.
2 comentarios:
Dios mío! Como me encantan estos relatos cortos, en serio... Creo que este ha sido mi preferido de todos, es tan... perfecto, en verdad.
Me sentí ligeramente identificada...
Paula, sigue escribiendo de esta manera, es un cuento maravilloso...
ME ENCANTÓ! ME ENCANTÓ! ME ENCANTÓ!
Hola, me llamo Sara, y sinceramente me encanta tu blog y sobretodo esta entrada, estoy en esta situacion, tengo que elegir bachillerato y no se que hacer. ¿puedes ayudarme un poco?.
:)
Publicar un comentario