Afuera estaba cayendo una gran tormenta. La verdad, ella es una de las pocas chicas que conozco que actuaba de un modo tan peculiar. Lista para salir al pub, hermosa con aquel vestido naranja. Con su cabello suelto, libre. Habiéndose tardado un poco en decidir que colocarse. Quería que la considerara bella. Pero todo cambio cuando comenzó a llover. Se deshizo de sus tacones que apenas había terminado de colocarse. Dejo sobre la mesa sus aretes y pulseras, y sin más, salió decidida por la puerta con una de las sonrisas más hermosas de todas. Dejo por un breve minuto que la lluvia la abrazara por completo. Luego, simplemente rió. Cantó. Saltó, y acostada en medio de aquella calle, recito a Neruda. Soltó el suspiro de liberación, de rebeldía. De esos que solo tienes en la pubertad.
Bien entrada la noche. Habiendo escampado, entro a la cabaña y me abrazo. Se preparó un taza de chocolate con mashmelos y se sentó frente aquella rustica chimenea. Cerró sus ojos. Cogió aquel libro sobre la mesa. Leyó en su mente un leve fragmento y en menos de 10 minutos ya estaba lista para ir al Pub.
Quería que la considerara bella. Pero ella era hermosa.
2 comentarios:
Quiero creer con todo mi ser que de verdad existe gente como "ella", me inspira este texto, y el misterio de los pensamientos de uno... increible.
abrazo grande, Pioshy!
ya extrañaba tu pagina.
Que bonito!
Es de los que más me han gustado (:
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