Ella lo miraba por última vez, tantas veces lo había observado en silencio, oculta por las múltiples conversaciones de sus amigas, pero ella callada, observando con sus castaños ojos al mismo chico, que desde hacía dos años tanto le había gustado, había perdido la cabeza por él, pero es que ella era tan normal, tan simple y normal, que él nunca se fijaría en ella, no tenía nada especial, algo que la resaltara y mucho menos algo que la diferenciara, pero de cierto modo le gustaba ser así, no tener amistades falsas, no tener a muchísimas personas a su alrededor hablándole cosas tan triviales que la aburririan, aunque le gustara este chico, ella sabía que lo debía superar, tantas veces mirándolo por el rabillo del ojo, entre la multitud, en la soledad, o cuando en las tardes se quedaba con sus audífonos, su reproductor de música y su fiel guitarra. Muchísimas veces había deseado ser su guitarra, ser tocada por esas manos tan suaves, ser apreciada, ser alguien importante para él, y que siempre le cantara a su oído su nueva canción. Pero ella no lo era, y no lo podía cambiar, estaba decidida, ella lo superaría y seguiría con su vida, puede que sean amigos ellos dos, pero él nunca sabrá que su amiga estuvo dos años enamorada de él, se sentía tan simple, siempre con su guitarra y rodeado de amigos que eran buena compañía, pero no eran ella, y es que tantas veces le costaba decir un “te quiero” incluso a sus amigos de toda la vida, que aunque la amara, su timidez le ganaba, solo era un chico, que le gusta el deporte y tocar su guitarra, porque es de la única manera que no le da pena, aunque su voz no sea la mejor, se siente libre, y tantas tardes en el colegio, componiendo una nueva canción, pensando en ella, que se siente mal, por no poder decirle que es ella su musa, su inspiración, y que la quiere, porque ella sabe lo difícil que le es expresarse, nunca lo había oído decir un te quiero, a nadie, o por lo menos no frente a ella, y siempre deseo que ella fuera la primera persona a la que se lo dijese, esta es la última vez que lo observaba, rodeada de las múltiples conversaciones de sus amigas, entre la multitud y en la soledad, no lo volvería a ver como algo que pudo ser, porque no será, lo triste de la vida, es que, él había reunido el valor suficiente para decirle que la amaba, pero al ver que la mirada de ella se escondía entre su cabello olor a fresa, y dejaba caer una lagrima, supo que ya era demasiado tarde, tarde para confesarle su amor. Pero no muy tarde, para sentirse lo peor por ser la persona que le hizo derramar su única lagrima de amor. Entre las cortinas de su cabello se escondió, dejando rodar una lágrima de amor, que le partió el corazón.
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ESPERO LES HAYA GUSTADO!
Espero que el regreso de la otra parte de mi inspiracion les haya gustado, es pide disculpas y desea que la perdonen, pero se disculpa con ese textico...
3 comentarios:
aww
que triste
sabes la mayoría del tiempo duele tanto no tener valor
awww me hizo pensar mucho
ojala hablemos pronto
mil besotes :D
cuidate
AWWWWW
sisisiiii! te qedo ehrmoso y triste a la veeeeeez ):
ME ENCANTOOO1 adoro cm escribeees! sigue assiii ;)
Me ha encantado!! Conozco una historia parecida :)
¿Por qué no te unes a la Comunidad de Jóvenes Escritores? Reunimos gente que escribe así de bien :)
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Un beso!
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